A la atención de Enrique Signes, Padre Provincial:
El motivo del siguiente correo es comunicarle mi parecer al respecto de los cambios que se han producido en los Campamentos Escolares- Orea, en la presente campaña y las sensaciones que, personalmente, dichos cambios me han causado; ya que no pudo usted permanecer con nosotros la totalidad de la reunión.
Debo decir, en primer lugar, que me ha sorprendido la actitud y la postura que la Escuela Pía ha adoptado al respecto. No esperaba unas modificaciones tan profundas, siendo Orea un proyecto exitoso por razones que más adelante le expondré, pero menos aún la forma en que dichas modificaciones fueron planteadas, adoptadas y, posteriormente, comunicadas al conjunto de voluntarios que desempeñábamos este servicio que la Escuela Pía ofrece.
Me permito la licencia de citar sus palabras cuando presentó el inicio de la campaña actual. Usted habló del jefe de campamento, Juanto, como alma del campamento durante este tiempo; concretamente 19 años (usted como provincial debería conocer exactamente el número de años) y es cierto que para los que hemos servido a los niños a través del campamento, Juanto ha sido, y es, el alma del campamento. Un concepto muy amplio que, entiendo, no ha sido tenido en cuenta en su justa medida a la hora de tomar la decisión de destituirlo. Su capacidad organizativa, la coherencia educativa con la que ha dotado todas las actividades relacionadas con el campamento, su labor como educador y acompañante respecto de los monitores, su compromiso con los valores escolapios y su ejemplo han sido intachables y un modelo vivo a seguir por todos los que hemos tenido el placer de trabajar con él.
Una persona con las capacidades y valores que acabo de citar es difícil de encontrar, pero más difícil aún resulta que, en los tiempos que corren, continúe vinculada a un proyecto durante 19 años de forma ininterrumpida. Él ha llevado adelante un proyecto ambicioso y complejo, formando durante todo ese tiempo generaciones de voluntarios que han puesto sus capacidades al servicio de la Escuela Pía. Prescindir de los servicios de un jefe de campamento de éstas características, y más aún teniendo en cuenta el rotundo éxito de los años en los que el campamento ha estado a su cargo, y mas recientemente la campaña de este verano, resulta cuanto menos sorprendente e incomprensible. De forma brusca y desagradecida la Escuela Pía ha dejado a su propio campamento escolar, en sus propias palabras, sin alma.
Usted nos expuso que ésta decisión venía motivada porque, en todos los proyectos de la Orden, los cargos son renovados cada cierto tiempo y yo debo contestar al respecto que me resulta un argumento endeble e ilógico. Cierto es que los distintos cargos en los proyectos de la Escuela Pía son renovados cada cierto tiempo, pero también es cierto que dichos cargos conocen esta condición en el momento de presentarse a los mismo o de asumirlos; circunstancia que no se produjo en este caso ¿por qué? Sencillamente porque en Orea nunca había sido así. La caducidad o necesidad de renovar las responsabilidades no era una norma o regla aplicada a nuestro proyecto. Usted presentó como argumento una norma que nunca en la historia del campamento (fundado en 1973) había existido. Es cierto que los criterios pueden cambiar pero entonces me planteo lo siguiente ¿Por qué no anunciar esta decisión mucho antes o anunciarla para ser aplicada al año siguiente? ¿Por qué se adopto esta medida y la primera consecuencia fue que, inmediatamente, Juanto llevaba el suficiente tiempo como para ser destituido? Pienso, en un primer momento que, o casualmente 19 años es el tiempo de renovación de la jefatura del campamento o que Juanto llevaba en el cargo más tiempo del que esta medida aconseja oportuno y, si es así, ¿por qué se le mantuvo, entonces, más tiempo del adecuado al frente del proyecto?
Personalmente participé en la elaboración de los estatutos del campamento que incluían las funciones y responsabilidades tanto del jefe de campamento como del escolapio que ejerciese la titularidad escolapia en Orea y me llama poderosamente la atención que, siendo estas funciones y deberes presentados a su persona, no juzgase conveniente introducir dicha prerrogativa en ese momento; sin lugar a dudas el más oportuno para anunciar la próxima aplicación de una novedad en el organigrama del campamento. ¿Por qué no fue así? Debo pensar obligatoriamente que no estaba en su planteamiento hacerlo así entonces, que se trata de una decisión posterior. Otro momento adecuado para introducir esta novedad hubiese sido en la reunión de evaluación que venimos celebrando a finales de Agosto o principios de Septiembre. De haber sido así todos los implicados en el organigrama del campamento hubiésemos podido escuchar y aprobar su argumentación claramente, asumiendo las variaciones futuras que implicaría. Sin embargo tampoco fue así porque dicha reunión de evaluación nunca se celebró y dicha novedad nunca se nos fue comunicada ni a Juanto (como pude conocer en la reunión del pasado sábado) ni a los coordinadores de turno. Esta peculiar situación me plantea nuevas dudas ¿Es así como funciona la Escuela Pía al respecto? ¿Toma decisiones repentinas y arbitrarias y las aplica de inmediato sin comunicarlas con anterioridad a los afectados, sus propios colaboradores? Todos los cargos de responsabilidad en la Orden conocen desde el mismo momento en que asumen su puesto, el tiempo exacto de duración del mimo. ¿Por qué en Orea ha sido distinto si el objetivo que usted nos planteó era igualar los criterios?
Lo cierto es que la decisión de prescindir de los servicios del antiguo jefe de campamento es una medida que en nada obedece a los fines que usted planteo, porque, de ser así, son criterios inconsistentes y contradictorios que la Escuela Pía, debería revisar por su propio bien y por el de las personas que se encuentren vinculadas a sus proyectos. Debe haber claridad al respecto y, en este caso, no la ha habido en absoluto.
El motivo del siguiente correo es comunicarle mi parecer al respecto de los cambios que se han producido en los Campamentos Escolares- Orea, en la presente campaña y las sensaciones que, personalmente, dichos cambios me han causado; ya que no pudo usted permanecer con nosotros la totalidad de la reunión.
Debo decir, en primer lugar, que me ha sorprendido la actitud y la postura que la Escuela Pía ha adoptado al respecto. No esperaba unas modificaciones tan profundas, siendo Orea un proyecto exitoso por razones que más adelante le expondré, pero menos aún la forma en que dichas modificaciones fueron planteadas, adoptadas y, posteriormente, comunicadas al conjunto de voluntarios que desempeñábamos este servicio que la Escuela Pía ofrece.
Me permito la licencia de citar sus palabras cuando presentó el inicio de la campaña actual. Usted habló del jefe de campamento, Juanto, como alma del campamento durante este tiempo; concretamente 19 años (usted como provincial debería conocer exactamente el número de años) y es cierto que para los que hemos servido a los niños a través del campamento, Juanto ha sido, y es, el alma del campamento. Un concepto muy amplio que, entiendo, no ha sido tenido en cuenta en su justa medida a la hora de tomar la decisión de destituirlo. Su capacidad organizativa, la coherencia educativa con la que ha dotado todas las actividades relacionadas con el campamento, su labor como educador y acompañante respecto de los monitores, su compromiso con los valores escolapios y su ejemplo han sido intachables y un modelo vivo a seguir por todos los que hemos tenido el placer de trabajar con él.
Una persona con las capacidades y valores que acabo de citar es difícil de encontrar, pero más difícil aún resulta que, en los tiempos que corren, continúe vinculada a un proyecto durante 19 años de forma ininterrumpida. Él ha llevado adelante un proyecto ambicioso y complejo, formando durante todo ese tiempo generaciones de voluntarios que han puesto sus capacidades al servicio de la Escuela Pía. Prescindir de los servicios de un jefe de campamento de éstas características, y más aún teniendo en cuenta el rotundo éxito de los años en los que el campamento ha estado a su cargo, y mas recientemente la campaña de este verano, resulta cuanto menos sorprendente e incomprensible. De forma brusca y desagradecida la Escuela Pía ha dejado a su propio campamento escolar, en sus propias palabras, sin alma.
Usted nos expuso que ésta decisión venía motivada porque, en todos los proyectos de la Orden, los cargos son renovados cada cierto tiempo y yo debo contestar al respecto que me resulta un argumento endeble e ilógico. Cierto es que los distintos cargos en los proyectos de la Escuela Pía son renovados cada cierto tiempo, pero también es cierto que dichos cargos conocen esta condición en el momento de presentarse a los mismo o de asumirlos; circunstancia que no se produjo en este caso ¿por qué? Sencillamente porque en Orea nunca había sido así. La caducidad o necesidad de renovar las responsabilidades no era una norma o regla aplicada a nuestro proyecto. Usted presentó como argumento una norma que nunca en la historia del campamento (fundado en 1973) había existido. Es cierto que los criterios pueden cambiar pero entonces me planteo lo siguiente ¿Por qué no anunciar esta decisión mucho antes o anunciarla para ser aplicada al año siguiente? ¿Por qué se adopto esta medida y la primera consecuencia fue que, inmediatamente, Juanto llevaba el suficiente tiempo como para ser destituido? Pienso, en un primer momento que, o casualmente 19 años es el tiempo de renovación de la jefatura del campamento o que Juanto llevaba en el cargo más tiempo del que esta medida aconseja oportuno y, si es así, ¿por qué se le mantuvo, entonces, más tiempo del adecuado al frente del proyecto?
Personalmente participé en la elaboración de los estatutos del campamento que incluían las funciones y responsabilidades tanto del jefe de campamento como del escolapio que ejerciese la titularidad escolapia en Orea y me llama poderosamente la atención que, siendo estas funciones y deberes presentados a su persona, no juzgase conveniente introducir dicha prerrogativa en ese momento; sin lugar a dudas el más oportuno para anunciar la próxima aplicación de una novedad en el organigrama del campamento. ¿Por qué no fue así? Debo pensar obligatoriamente que no estaba en su planteamiento hacerlo así entonces, que se trata de una decisión posterior. Otro momento adecuado para introducir esta novedad hubiese sido en la reunión de evaluación que venimos celebrando a finales de Agosto o principios de Septiembre. De haber sido así todos los implicados en el organigrama del campamento hubiésemos podido escuchar y aprobar su argumentación claramente, asumiendo las variaciones futuras que implicaría. Sin embargo tampoco fue así porque dicha reunión de evaluación nunca se celebró y dicha novedad nunca se nos fue comunicada ni a Juanto (como pude conocer en la reunión del pasado sábado) ni a los coordinadores de turno. Esta peculiar situación me plantea nuevas dudas ¿Es así como funciona la Escuela Pía al respecto? ¿Toma decisiones repentinas y arbitrarias y las aplica de inmediato sin comunicarlas con anterioridad a los afectados, sus propios colaboradores? Todos los cargos de responsabilidad en la Orden conocen desde el mismo momento en que asumen su puesto, el tiempo exacto de duración del mimo. ¿Por qué en Orea ha sido distinto si el objetivo que usted nos planteó era igualar los criterios?
Lo cierto es que la decisión de prescindir de los servicios del antiguo jefe de campamento es una medida que en nada obedece a los fines que usted planteo, porque, de ser así, son criterios inconsistentes y contradictorios que la Escuela Pía, debería revisar por su propio bien y por el de las personas que se encuentren vinculadas a sus proyectos. Debe haber claridad al respecto y, en este caso, no la ha habido en absoluto.
...to be continued.
No hay comentarios:
Publicar un comentario