En la misma línea de lo expuesto, debo ser sincero y confesar que la Escuela Pía tiene la potestad y la capacidad de tomar decisiones al respecto de sus proyectos y de las personas que tratan de desarrollarlos aunque dichas decisiones puedan parecer caprichosas o incomprensibles. Repito, corresponde a la Escuela Pía, y solo a ella el llevar adelante sus proyectos en la forma y fondo que considere oportuno, introduciendo para ello las modificaciones que considere adecuadas. Prescindir de los servicios de Juanto como jefe de campamento bien podría ser una decisión de ese tipo, aparentemente incomprensible pero necesaria para el buen hacer de Orea (aunque no es así como se nos trasladó, sino como una consecuencia lógica de una norma inexistente no comunicada con antelación y ejecutada de inmediato). Desde luego perder el “alma”, como usted mismo denominó, del campamento me pareció precisamente eso, una decisión arbitraria y caprichosa. ¿En que proyecto se prescinde de las personas que lo dotan de continuidad y coherencia de forma tan ejemplar?
No hablaré aquí de la persona que han elegido para desempeñar dicho cargo, pero me resulta curioso que alguien a quien, personalmente, he impartido el curso de monitores y que apenas ha realizado un servicio de uno o dos años en Orea, tenga la experiencia y el conocimiento del campamento suficientes como para dotarlo de continuidad y coherencia. Si no se trata de continuidad, de coherencia o del desarrollo exitoso de un proyecto y tampoco se trata de la aplicación estricta pero normalizada de una norma conocida por todos los implicados ¿De que se trata? ¿Cuáles son los verdaderos objetivos de la Escuela Pía? ¿Por qué no nos los traslada tal cual son?
Si el caso de Juanto resulta paradigmático, no lo es menos el ocurrido con los Coordinadores de Turno. En mi caso fui llamado por la Escuela Pía a realizar un servicio: colaborar en la confección de un organigrama claro y sencillo que ayudase a delimitar funciones y responsabilidades y ejercer la coordinación de uno de los turnos del campamento. Se nos dijo a los coordinadores que la Escuela Pía valoraba nuestra experiencia y vinculación al proyecto y que, en aras de dar continuidad al mismo, contaba con nosotros y nuestro sentido de la responsabilidad para llevarlo adelante, incluso se nos ofreció una retribución trimestral como incentivo o gratificación por el tiempo dedicado y las distintas renuncias personales que debíamos hacer si decidíamos aceptar.
Deduje en el momento en que se nos presentaron los nuevos coordinadores, el pasado sábado (lo cual, supuse, significaba que yo ya no ejercía como coordinador; aunque tampoco se me había comunicado con antelación y me resultaba totalmente asombroso una forma de actuar tan poco decorosa), que o bien la Escuela Pía había decidido aplicar también en nuestro caso la nueva norma de renovación de cargos o que, según su parecer, ya no estábamos capacitados para ejercer dicha responsabilidad. Lo primero que puedo decir al respecto ya se lo que comentado con anterioridad. En cualquiera de los dos casos, debían haber comunicado la decisión con anterioridad a la propia mañana de la reunión por educación y respeto a sus propios colaboradores. No resulta correcto hacerlo de otra forma. Merecimos un trato mucho más cuidadoso y correcto, un trato que tuviese en cuenta que fue la propia Escuela Pía las que nos ofreció dicha responsabilidad y que manifestase en el fondo y la forma el agradecimiento a una labor que desempeñamos con cariño e ilusión.
En segundo lugar se me plantean nuevas dudas y es que su intervención, lejos de disipar mis dudas, no ha hecho más que fomentarlas y crear nuevas. ¿Cuántos son los años para el desempeño del cargo de coordinador? Dado que yo llevo tres años ejerciéndolo, debo pensar que esa es la cantidad de tiempo exacta; no más. Pero de ser así ¿Por qué hay compañeros coordinadores que llevan tan solo un año y también han sido renovados del cargo? ¿Es que es un año el tiempo máximo que un coordinador de turno puede ejercer su responsabilidad? No, no creo que sea así. Un proyecto que quiere dotarse de continuidad no puede renovar sus cargos organizativos anualmente, de hacerlo así solo generaría el caos y la confusión entre sus implicados y, la verdad, es que no conozco ningún otro cargo dentro de la Orden que se renueve anualmente; con lo que Orea sería una excepción al respecto (excepción que no se ha hecho en el caso del jefe de campamento y que no entiendo porque debería hacerse en el caso de los coordinadores de turno, mucho menos relevantes a ese respecto). Debo plantearle pues ¿Conocen ya los nuevos coordinadores de turno la duración anual de su cargo? ¿Podremos celebrar el año que viene una reunión de ex-coordinadores de Orea y contar con ellos para la misma?
Estoy divagando. Resulta evidente que la cesión de mis funciones y la de mis compañeros como coordinadores de turno no puede obedecer a este motivo; sería absurdo que así fuese. Es una cuestión que debe venir motivada por otras razones. La Escuela Pía debe entender que ya no estamos capacitados para ejercer dicha función. Lo que no entiendo es en que momento hemos dejado de estarlo, en que momento nuestra labor ha dejado de ser efectiva o de respetar los objetivos del proyecto. ¿El año pasado? ¿Este año? No puede haber sido el año pasado porque lo lógico es que no se nos hubiese dejado desempeñar una función para la que no estábamos capacitados y, después del rotundo éxito de la labor pedagógica de la reciente campaña, tampoco parece haber sido el actual. Entonces ¿Cuándo hemos dejado de ser competentes para el cargo? La única razón que se me ocurre es que el planteamiento esencial del proyecto haya cambiado pero eso es algo que nos se nos ha comunicado (supongo que de ser así usted mismo nos lo habría hecho saber el sábado) y que incluso descartó el propio padre Ernesto. El proyecto sigue siendo sustancialmente el mismo con la única variación de los cargos y las fechas en las que se realiza la convivencia. Eso es lo que nos dijo.
No hablaré aquí de la persona que han elegido para desempeñar dicho cargo, pero me resulta curioso que alguien a quien, personalmente, he impartido el curso de monitores y que apenas ha realizado un servicio de uno o dos años en Orea, tenga la experiencia y el conocimiento del campamento suficientes como para dotarlo de continuidad y coherencia. Si no se trata de continuidad, de coherencia o del desarrollo exitoso de un proyecto y tampoco se trata de la aplicación estricta pero normalizada de una norma conocida por todos los implicados ¿De que se trata? ¿Cuáles son los verdaderos objetivos de la Escuela Pía? ¿Por qué no nos los traslada tal cual son?
Si el caso de Juanto resulta paradigmático, no lo es menos el ocurrido con los Coordinadores de Turno. En mi caso fui llamado por la Escuela Pía a realizar un servicio: colaborar en la confección de un organigrama claro y sencillo que ayudase a delimitar funciones y responsabilidades y ejercer la coordinación de uno de los turnos del campamento. Se nos dijo a los coordinadores que la Escuela Pía valoraba nuestra experiencia y vinculación al proyecto y que, en aras de dar continuidad al mismo, contaba con nosotros y nuestro sentido de la responsabilidad para llevarlo adelante, incluso se nos ofreció una retribución trimestral como incentivo o gratificación por el tiempo dedicado y las distintas renuncias personales que debíamos hacer si decidíamos aceptar.
Deduje en el momento en que se nos presentaron los nuevos coordinadores, el pasado sábado (lo cual, supuse, significaba que yo ya no ejercía como coordinador; aunque tampoco se me había comunicado con antelación y me resultaba totalmente asombroso una forma de actuar tan poco decorosa), que o bien la Escuela Pía había decidido aplicar también en nuestro caso la nueva norma de renovación de cargos o que, según su parecer, ya no estábamos capacitados para ejercer dicha responsabilidad. Lo primero que puedo decir al respecto ya se lo que comentado con anterioridad. En cualquiera de los dos casos, debían haber comunicado la decisión con anterioridad a la propia mañana de la reunión por educación y respeto a sus propios colaboradores. No resulta correcto hacerlo de otra forma. Merecimos un trato mucho más cuidadoso y correcto, un trato que tuviese en cuenta que fue la propia Escuela Pía las que nos ofreció dicha responsabilidad y que manifestase en el fondo y la forma el agradecimiento a una labor que desempeñamos con cariño e ilusión.
En segundo lugar se me plantean nuevas dudas y es que su intervención, lejos de disipar mis dudas, no ha hecho más que fomentarlas y crear nuevas. ¿Cuántos son los años para el desempeño del cargo de coordinador? Dado que yo llevo tres años ejerciéndolo, debo pensar que esa es la cantidad de tiempo exacta; no más. Pero de ser así ¿Por qué hay compañeros coordinadores que llevan tan solo un año y también han sido renovados del cargo? ¿Es que es un año el tiempo máximo que un coordinador de turno puede ejercer su responsabilidad? No, no creo que sea así. Un proyecto que quiere dotarse de continuidad no puede renovar sus cargos organizativos anualmente, de hacerlo así solo generaría el caos y la confusión entre sus implicados y, la verdad, es que no conozco ningún otro cargo dentro de la Orden que se renueve anualmente; con lo que Orea sería una excepción al respecto (excepción que no se ha hecho en el caso del jefe de campamento y que no entiendo porque debería hacerse en el caso de los coordinadores de turno, mucho menos relevantes a ese respecto). Debo plantearle pues ¿Conocen ya los nuevos coordinadores de turno la duración anual de su cargo? ¿Podremos celebrar el año que viene una reunión de ex-coordinadores de Orea y contar con ellos para la misma?
Estoy divagando. Resulta evidente que la cesión de mis funciones y la de mis compañeros como coordinadores de turno no puede obedecer a este motivo; sería absurdo que así fuese. Es una cuestión que debe venir motivada por otras razones. La Escuela Pía debe entender que ya no estamos capacitados para ejercer dicha función. Lo que no entiendo es en que momento hemos dejado de estarlo, en que momento nuestra labor ha dejado de ser efectiva o de respetar los objetivos del proyecto. ¿El año pasado? ¿Este año? No puede haber sido el año pasado porque lo lógico es que no se nos hubiese dejado desempeñar una función para la que no estábamos capacitados y, después del rotundo éxito de la labor pedagógica de la reciente campaña, tampoco parece haber sido el actual. Entonces ¿Cuándo hemos dejado de ser competentes para el cargo? La única razón que se me ocurre es que el planteamiento esencial del proyecto haya cambiado pero eso es algo que nos se nos ha comunicado (supongo que de ser así usted mismo nos lo habría hecho saber el sábado) y que incluso descartó el propio padre Ernesto. El proyecto sigue siendo sustancialmente el mismo con la única variación de los cargos y las fechas en las que se realiza la convivencia. Eso es lo que nos dijo.
4 comentarios:
Me parece una carta muy clara y directa.a la que no tendremos nunca respuesta, por que la decision tomada por escolapios no tiene ni pies ni cabeza
Yo creo que te haces demasiadas preguntas. Los padres escolapios, como religiosos que son estan sometidos a un regimen que en otros ambitos seria definido como dictatorial. Asi, lo que dice el Papa es palabra de dios, lo que dice un superior en una orden no se discute, etc etc.
La unica respuesta a tanta pregunta es que al provincial se la ha pasado por los h...(perdon que los curas a lo mejor no tienen), por el forro del habito que cambiaba las cosas y asi lo ha hecho. Punto.
En mi epoca de monitor, (aun con Gumer) tambien hubo lo que en aquel entonces se llamo un "purga", y nos tiraron a todos los monitores. Cierto es que algunos fueron aceptados a posteriori, pero los mas, ya no volvimos nunca. Porque? probablemente por las mismas razones que hoy.
Un abrazo
Hector
Creo que Hector está un poco amargado y generaliza demasiado.
En la carta publicada se dicen cosas que no son verdad. Como que el campamento llevado por Juanto estaba comprometido con la forma de hacer las cosas de la Escuela Pía, con la educacion, etc... Yo fuí acampado en ese tiempo y no veía mucha labor Escolapia en el ambiente. Veía más bien una juerga descontrolada entre monitores, muchos de ellos borrachos por las noches. Y a los niños no se les cuidaba mucho, por decirlo de alguna forma.
Yo he sido acampado 10 años con Juanto como jefe de campamento y me lo pasé pipa todos esos años, que al fin y al cabo es para lo que se va a ese sitio.
Por otra parte, había mínimo una misa durante la estancia, lo cual por lo que se ve igual consideraban que era algo escasa o algo, pero no se pueden cuestionar las capacidades ni de los monitores ni del jefe de campamento, ya que la principal obligación que tenían, que era cuidar de los niños y hacérselo pasar bien, la cumplieron con creces. Estuve del 87 al 96.
Un saludo.
P.D: Antes de llamar amargado y criticar a alguien podrías registrarte, pues eso de tirar la piedra y esconder la mano no es muy digno que digamos. No conozco a Héctor, pero sí conocí a Juanto y me creo las palabras que él ha escrito como si las hubiera escrito yo
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